La superficie del planeta está sembrada de continentes que dividen ese enorme cuerpo de agua en cinco grandes porciones llamadas océanos y estos a su vez, partiendo de criterios geográficos, se subdividen en secciones más pequeñas denominadas mares. 

El agua ocupa más de 362 millones de km2 de la superficie terrestre, de los cuales el 97% es agua salada. El Pacífico es el más grande de los cinco océanos con 165 millones de km2 que ocupan un tercio de la superficie terrestre, esto significa que todos los continentes y las islas adyacentes cabrían en él. Al Océano Pacífico le siguen, en orden de tamaño, el Atlántico (82 millones), el Índico (74 millones), el Antártico (20 millones) y el Ártico (14 millones).

Relación Agua 70% - Tierra 30% en el planeta
Relación Agua 70% - Tierra 30% en el planeta

De los cinco océanos, el Pacífico es el más profundo con un promedio de 4282 m, le sigue el Índico con 3963 m y luego el  Atlántico con 3926 m. Su parte más profunda es el abismo Challenger, localizado en el fondo de la Fosa de las Marianas, con 11.034 m de profundidad. El monte más alto que actualmente existe en la superficie terrestre es el Everest con 8848 m de altura, si estuviese sumergido en el fondo más profundo del océano no alcanzaría la superficie. Así mismo, desde el fondo de este océano se levanta el volcán submarino Mauna Kea con 9600 m de altura, que junto con el volcán Mauna Loa dieron origen a la isla de Hawái.

De acuerdo con lo anterior, es posible suponer que el fondo del océano no es plano, puesto que en él existen accidentes geográficos similares a los que se encuentran en los continentes, como grandes cordilleras, montañas, volcanes, cañones y fosas. Todos estos hallazgos han sido descubiertos mediante investigaciones en las que, entre otros instrumentos, se utilizan equipos de medición de profundidad como ecosondas, submarinos y ROV (Remote Operated Vehicle) sumergible. 

Relieve submarino del Caribe
Relieve submarino del Caribe

Dichas investigaciones han permitido caracterizar la tierra que está sumergida bajo el océano, dividiéndola en dos grandes regiones: el margen continental y las llamadas cuencas oceánicas profundas.

Margen continental

Corresponde a la porción de tierra que une los continentes con los grandes fondos oceánicos. El margen continental puede ser de dos clases: activo y pasivo, dependiendo de la mucha o poca presencia de volcanes y abundante o escasa ocurrencia de temblores. Los márgenes pasivos se dividen en tres grandes zonas:

 

Relieve submarino del Caribe
Relieve submarino del Caribe

Cuencas oceánicas profundas

Se extienden desde la base del talud continental hasta las vastas regiones oceánicas profundas. La mayoría de ellas se encuentran a profundidades entre 4.500 y 6.000 m. Sus fondos están constituidos por finos sedimentos. En su relieve pueden distinguirse grandes cadenas montañosas y elevaciones volcánicas. Cuando estas sobresalen del nivel del mar, forman islas.

En las cuencas profundas se encuentran también las fosas, precipicios con las mayores profundidades del océano, que alcanzan entre 6.000 y 11.000 m. No son muy anchas, pero son extremadamente largas, obteniendo miles de kilómetros de longitud. Hay muchas de ellas en el océano Pacífico y pocas en el Atlántico e Índico. Entre las más profundas se encuentran las fosas de las Marianas localizadas en el Pacífico con 11.034 m de profundidad, la de Tonga al noroeste de Nueva Zelanda con 10.822 m, la de Japón con 10.554 m y la de las Kuriles o de Kamchatka con 10.542 m. En el Atlántico se encuentran la de Puerto Rico con 8.800 m, las de las Sandwich del Sur con 8.428 m y la de Cabo Verde con 7.292 m; en el Caribe se tiene la fosa de las Caimán al sur de Cuba con 7.680 m. Los científicos han asociado la presencia de fosas marinas con la ocurrencia de terremotos.